En
Tiempos de Historia, en el día de hoy, continuamos con la cuarta entrada sobre
la soberanía española de algunos enclaves territoriales de los que se tiene
poco conocimiento por parte de la población, por falta de difusión por parte
del Estado y los medios de comunicación, por el olvido jurídico en el que han
caído o por la emisión de información errónea (en una parte o en su totalidad).
Probablemente, el territorio que analizaremos a continuación sea uno de los más
desconocidos y olvidados.
Vista desde Satélite de la Micronesia Española
España
preserva, aún en la actualidad, la soberanía de la denominada Micronesia
Española. Es un conjunto de pequeños archipiélagos enclavados dentro de las
aguas de Oceanía en el Pacífico, entre Melanesia y Polinesia. Formado por
varios grupos de islas: Güedes, Coroa, Pescadores, Ocea y Monteverde (en sus nombres
originales).
Estos
grupos de islas no fueron incluidos en el Tratado hispano-estadounidense,
firmado en París el 10 de diciembre de 1898, ni en el Tratado Germano-Español
en el que se cede al Imperio Alemán los archipiélagos de Carolinas, Palaos y
Marianas, excepto la isla de Guam, realizado en Madrid el 30 de junio de 1899.
Debido a un olvido de su inclusión en dichos tratados su soberanía no fue
cedida por lo que, de jure, su soberanía aún en la actualidad la conserva
España.
Dichas
islas tienen pequeño tamaño y buena parte de las mismas están deshabitadas, actualmente. En cualquier caso, sería
importante para España desde un punto de vista histórico, geoestratégico y
económico llevar a cabo los oportunos contactos ante la ONU y ante los diversos
países de su entorno que, de facto, las administran por costumbre como si
fuesen propias, aunque no lo sean, y desarrollar los oportunos pasos para
vivificar unos pequeños territorios que aún en la actualidad son de jure españoles, en tanto que nunca fueron cedidos.
De
su existencia se percató el investigador D. Emilio Pastor que en la década de
los años 40, del pasado siglo XX, publicó sus hallazgos. De sus descubrimientos se
hizo eco el Estado. Es así como el gobierno de España emitió una nota oficial por medio
del Gabinete de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores en
enero de 1949, sobre la existencia de la Micronesia Española y de la
vigente soberanía sobre la misma. Si bien, España al margen de dicha nota de prensa
pública no llevó a efecto ningún contacto ni actuación ante los Organismos
Internacionales para revivificar su presencia en la zona, dado a que no era una
época idónea debido a la situación de crisis y aislamiento que atravesaba el
país a nivel internacional.
Isla de Pescadores (Isla de Kapingamarangi)
Isla de Güedes (Isla de Mapia)
Isla de Monteverde (Isla de Nukuoro)
Isla de Coroa (Isla de Rongerik)
Isla de Ocea (Isla de Banaba)
Revivificar la unión con esos territorios
olvidados y de vigente soberanía española sería algo muy importante para España a nivel
geoestratégico, histórico, comercial y económico. España no ha tenido muy buena
suerte históricamente en el plano internacional para hacer valer sus derechos
territoriales. Mientras que otros países pujantes, aún en la actualidad,
conservan bajo su soberanía pequeños territorios diseminados por el Mundo y
obtienen grandes beneficios de todo orden de su correcta administración, España
fruto de los avatares de la Historia apenas ha podido preservar sus derechos
territoriales. Es por ello que acometer una actuación
en este sentido sería una ocasión de especial importancia para poder
revivificar y poner en valor (que no recuperar pues nunca se perdieron ni
cedieron) unos pequeños enclaves territoriales que aún conservamos. Por el
momento (entre alusiones dispersas y noticias públicas más o menos ambiguas que
demuestran la peculiaridad histórica del caso y su debido enfoque), hasta que
un gobierno español se interese activamente por esta cuestión (en un momento de pujanza económica e institucional) la Micronesia Española seguirá
existiendo de forma tranquila y pacífica como un vestigio de un pasado que
podría ser revitalizado, algún día, si hubiese ese claro interés.
Parte 3