En 1619 un total de 21 esclavos africanos fueron enviados a los dominios británicos en América del Norte británica (a Jamestown, Virginia). Se unieron a trabajadores blancos (sirvientes) llegados de Europa, a esclavos nativos americanos y a caribeños.
Todas las colonias legalizaron la esclavitud africana e introdujeron "códigos de esclavitud" en 1670. En total, entre 10 y 13 millones de africanos fueron capturados (en su mayoría por otros africanos) y vendidos como esclavos para su envío principal a las Américas, entre 1620 y 1880.
Los esclavos fueron transportados a través del océano en barcos especialmente equipados. Las mujeres y los niños no estaban encadenados.
Las malas condiciones de hacinamiento, una mala dieta, la falta de higiene, las epidemias y otros factores diezmaron, en todos los viajes transoceánicos de uno o dos meses de una séptima a una cuarta parte de los esclavos transportados y de un sexto a la mitad de la tripulación. Además, otro diez por ciento de los esclavos morían durante el proceso de aclimatación a su destino (una vez llegaban).
Inicialmente, todos los tipos de trabajadores no libres, independientemente de su color, fueron tratados de la misma manera: comprados, vendidos y explotados. Gradualmente, a partir del siglo XVIII, los esclavos de piel clara (usados en tareas domésticas) y los blancos fueron tratados con mayor indulgencia.
La mayoría de los dueños de esclavos se consideraban a sí mismos protectores de sus esclavos. Alimentaron adecuadamente a los adultos que trabajaban (aunque los niños por lo general estaban desnutridos), les permitieron cultivar vegetales en sus propios huertos, les proporcionaron ropa y vivienda (una cabaña de madera por familia). En las plantaciones más grandes y ricas los esclavos eran atendidos por médicos.
La vida de los esclavos era variopinta, en función de los lugares y de sus amos. Los esclavos que participaban en Iglesias, en ocasiones eran nombrados ministros y predicadores. Algunos esclavos aprendieron a leer y escribir y la música era su pasatiempo favorito. A los esclavos se les permitía trabajar a la luz de la luna o trabajar en su propio tiempo libre.
Sólo una minoría de la población blanca del sur de Estados Unidos eran propietarios de esclavos (347.525 de 6.000.000 en 1850). Un total de 1.800 personas poseían más de 100 esclavos. Había 250.000 esclavos liberados en el sur, en 1860. La plantación de algodón promedio tenía 35 esclavos, alrededor del 50-60% de ellos dedicados a la producción de ese cultivo y su procesamiento.
Aún así, los esclavos constituían más de la mitad de la población en algunos estados del sur (Carolina del Sur, Mississippi) y dos quintas partes de la población total del sur (en comparación con un promedio del 5% en el norte y el 10% en Nueva York). De los primeros doce presidentes de los Estados Unidos ocho eran propietarios de esclavos. Algunos dueños de esclavos eran afro-descendientes e incluso antiguos esclavos que fueron liberados por sus dueños.
La ley en los territorios de los Estados Unidos, reconocía a los esclavos como bienes muebles y seres humanos. Los esclavos eran responsables de los actos delictivos que habían cometido, por ejemplo, y disfrutaban de varios derechos humanos (por ejemplo, el derecho a no ser asesinados, torturados o golpeados brutalmente, a ser atendidos en la vejez o la enfermedad, a recibir instrucción religiosa, entablar juicio y prestar declaración en algunos casos). La jurisprudencia y la costumbre no vinculante les otorgaron privilegios adicionales: El derecho a casarse, poseer propiedad privada, tener tiempo libre, celebrar contratos y ser consignado a trabajos más ligeros si eran mujeres o niños.
Aún así, una minoría de propietarios de esclavos ignoró estas protecciones legales y la censura social. En algunas plantaciones, la nutrición era tan desequilibrada o deficiente que los esclavos recurrían a comer arcilla para complementar su dieta. En otras plantaciones la mutilación, la marca, el encadenamiento, la tortura, el asesinato y la violación eran comunes (a pesar de ser todos ellos actos criminales prohibidos por la Ley).
Pero mientras los esclavos individuales estaban protegidos por la ley, eso no era así con las familias africanas. El propietario tenía derecho a vender a sus esclavos por separado, independientemente de sus lazos familiares. Algunos estados, como Luisiana en 1829, aprobaron leyes que prohibían la venta de niños menores de diez años. Otros (Alabama y Georgia) prohibieron la separación de las familias esclavas heredadas. Pero éstas fueron las excepciones a la práctica general.